PIROPO
A ti mujer, los que no sabían
que tu sonrisa fue siempre
de orquídeas en los labios.
Pero digo que se acumulaba
alguna femenina sonrisa
que no se quedó evaporada
en la noche y en la luna.
Mientras cantaba la luna
el ruiseñor fulgía en la ventana.
Presiento que las estrellas
siempre repentinas se ríen ...
Se ríen de mí.
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